La subsistencia de Bibliomulas, tanto en la buena época como en los tiempos tan difíciles que vivimos actualmente en Venezuela, se debe exclusivamente a los apoyos recibidos de parte de algunas instituciones y organizaciones filantrópicas, dentro y fuera de nuestro país.
Mantener el programa funcionando
depende exclusivamente del trabajo que dedicamos a la captación de fondos a
muchos niveles, y de los poquísimos ingresos que podemos generar; el punto es
muy claro: Bibliomulas necesita llegar de forma gratuita a sus beneficiarios
para que pueda seguir siendo útil. Nuestro trabajo se realiza en comunidades
rurales o, por lo menos, no urbanas, en las que es imposible pensar en obtener
o exigir algún beneficio económico. Eso lo tenemos muy claro, es parte
fundamental de nuestros postulados y no se discute.
Ocurre que detrás de cada una de esas
jornadas diarias, hay un esfuerzo de producción que cuesta dinero: la
manutención de la mula, el veterinario, los libros, las meriendas para los
niños y representantes, el material escolar, los honorarios de quienes protegen
la mula y/o llevan adelante la interacción con los niños. En fin, los
incontables detalles que hacen del nuestro, un programa lleno de
particularidades.
En esa búsqueda permanente de ayudas,
hemos conocido una magnifica organización italiana: Cuore Amico (Corazón amigo)
muy ligada a la iglesia católica,
fundada por el Padre Mario Pasini, a quien se le recuerda como un cura
volcánico: periodista, director de un semanario y de una revista, promotor de
centros de asesoramiento y de numerosas iniciativas a favor de la familia y
comprometido con mejorar el sector televisivo italiano, mediante la creación de
contenidos de alta calidad.
Es el caso que la fundación Cuore
Amico, se interesó vivamente por Bibliomulas, decidiendo apoyarla para su
funcionamiento; pero, para que ese apoyo se hiciera efectivo, es indispensable
que interviniera una organización católica, debidamente solvente y relacionada
con programas educativos venezolanos. Es allí cuando pensamos en extender las
alianzas que hacen posible nuestro trabajo y contactamos a los amigos de la Red
de Casas Don Bosco.
La red, bajo la dirección general del
Padre Felipe Colmenares Aguilera, está Integrada por nueve casas distribuidas
en varios estados del país, y es una iniciativa dedicada a apoyar integralmente
a niños, adolescentes y jóvenes en situación de riesgo social. Aunque nuestro
caso no se corresponde exactamente con ese concepto restringido, pues no somos
una “casa”, si ofrecemos la posibilidad
de apoyar la inclusión de niños en riesgo, por medio de herramientas
educativas; además, trabajamos muy estrechamente con la Fundación Don Bosco de
Mérida.
Esa relación profesional se convirtió
en personal gracias a una distendida y amable visita que el padre Felipe
realizó a Mérida. No podíamos dejar pasar la oportunidad y le pedimos que viniera
con nosotros a Las Quebraditas, para disfrutar una jornada con Canela y los
chicos de esa comunidad; el sacerdote vivió personalmente el trabajo que
hacemos, leyó con los niños, escuchó sus historias, conoció el lugar donde
realizamos nuestros encuentros, revisó las alforjas y lo mejor de todo: se fue
de paseo por la zona, muy bien sostenido en el lomo de Canela.
Muchas gracias Padre Felipe por
regalarnos esa tarde divertida. Esperamos que se repita muchas veces.