CELEBRAR A CANELA EL DIA DEL LIBRO

  Como hacemos cada 23 de abril, la celebración del día del libro ocupó nuestro tiempo en preparación; pero, tuvo un ingrediente adicional q...

martes, 11 de julio de 2023

Celebramos la generosidad

 


Reconstruir el tejido social, dañado por tantas circunstancias adversas padecidas durante años, solo es posible si podemos expresar concretamente la enorme generosidad que vive inscrita en el ADN de los venezolanos. Parece que no, y es paradójico; pero, es sabido, y tenido como ejemplo, que ante la necesidad somos inigualables. Acudimos en masa allí donde nos necesitan y atendemos problemas incluso cuando no sabemos como hacerlo. Es una naturaleza, una forma de hacer las cosas que tiene mucho que ver con la palmada en la espalda que tan rápidamente prodigamos al amigo (que, en el caso de los venezolanos, amigo es cualquier persona medianamente amable que nos encara en el día).

Tenemos una palabra que posiblemente nadie más use para nombrar esa costumbre de ser generosos. Decimos que “somos desprendidos”; es decir, que nos cuesta poco entregar a quien necesite, alguna cosa que nosotros por algunos meses hemos dejado de usar y que de inmediato ponemos en el cajón de lo irrecuperable. Dicen los anglosajones que la basura de uno es el tesoro del otro” y quizás sea cierto; lo que ocurre es que, para los venezolanos, no hay basura: hay cosas que dejamos de usar o necesitar, pero, no son basura. Son útiles para alguien más.

Esa es la esencia de nuestra generosidad. Por eso, acudimos allá donde somos necesarios, compartimos una comida con el vecino, aunque poco sepamos quién es y regalamos a alguien aquello que ya no es útil para nosotros. Es una norma de vida, es una característica de este gentilicio atropellado e hiperbólico, de la que nosotros podemos dar muy buena cuenta.


Bibliomulas existe gracias a eso. Gracias a la generosidad con la que se tropieza a cada galope. Bien sea porque un vecino abre las puertas de su casa para reunir beneficiarios, montar un sitio de trabajo, dar cobijo a Canela y hasta colar un sabroso café de tardecita, o porque algún chico de escuela comparte su tiempo para ayudarnos a mantener el orden; la generosidad es el motor que mantiene andando Bibliomulas, sobre todo, en lo que concierne a nuestra biblioteca.

No es secreto para nadie que el precio de los libros se ha tornado inalcanzable. Si tuviéramos que comprar todos los libros que necesitamos para llenar las alforjas y ofrecer permanente lectura de calidad a nuestros niños, seguramente no podríamos hacer nada más: ni siquiera visitarlos para que los disfruten. Es por eso que, permanentemente, buscamos soluciones al problema de la reposición de libros.

Y es por eso, también, que lo que más nos alegra es recibir donaciones de libros. Tal vez, lo que mas agradecemos, sobre todo si se trata de libros destinados a niños y adolescentes, en buen estado, suficientemente formativos y bonitos. Eso nos hace felices.

Esa felicidad fue la que expresamos recientemente en dos distintas ocasiones: la profesora Andrea Carter, quien reside en El Valle y ha conocido de primera mano nuestras actividades en el sector La Vergara Alta, se nos acercó para obsequiarnos una hermosa colección de textos escolares y libros de ficción que son esos libros para niños que conocemos “de toda la vida”. Solo que, en sus manos, estaban impecables, aunque mucho han sido usados. Cosas maravillosas de educadores conscientes.


Días más tarde, a través de nuestras redes sociales, nos contactó Paola Andrade, pidiendo conocernos pues tenia algunos libros que “quizás pueden ser útiles”. Como siempre hacemos, respondimos invitándola a nuestra sede de Mérida para, además, enseñarle la ludoteca. Su regalito fue bastante mas que algo “potencialmente útil” …se trata de una hermosa colección de libros infantiles que, de inmediato, empezaron a circular en nuestras alforjas.

Nosotros celebramos esas muestras de generosidad, además de agradecerlas, porque nos hace ver, día a día, que este país golpeado, se reconstruye de a poquito en cada mano amiga de sus habitantes. Eso nos anima a seguir galopando.

¡Gracias!

martes, 4 de julio de 2023

JORNADAS DE EXTENSION

 


A veces una larga caminata, otras un recorrido en cualquier vehículo que nos lleve hasta el sitio; pero, nada nos detiene en nuestro empeño: mostrar lo que es la Bibliomula y dejar sembrada la semilla del disfrute de la lectura como alternativa complementaria a la educación formal, fuera de las aulas y en contrapeso a otras actividades de carácter lúdico importantísimas en la formación de los niños y adolescentes.

Se trata de lo que hemos denominado “Jornadas de Extensión del Programa Bibliomulas” y consisten, básicamente, en visitas a aldeas, caseríos o pequeñas poblaciones del área rural de nuestro estado Mérida, que no son visitadas regularmente por Canela y sus alforjas.

Es bien sabido que nuestra mula trabaja de acuerdo a un horario puntual, muy formalmente establecido, que se extiende por horas precisas en localidades definidas en función de ubicación, cercanía, facilidad para el acceso y carácter rural. Son las comunidades estables que visitamos cada semana. Allí tenemos un historial establecido y un esquema de funcionamiento que cumple objetivos precisos: incentivar el universo de la lectoescritura en niños habitantes de áreas no urbanas, posiblemente en riesgo de atraso escolar.

Sin embargo, nuestro programa global tiene que estar a la disposición de todo el que pueda beneficiarse, habida cuenta que Mérida es una ciudad rodeada por zonas rurales (montañas, paramos, zonas agrícolas) en las que, no siempre, la escuela es una prioridad. Quisiéramos poder cubrir estos espacios en su totalidad; pero, de hacerlo, en nosotros se cumpliría cabalmente el viejo dicho de “el que mucho abarca, poco aprieta”. De modo que, recientemente, gracias a una excelente idea de nuestro promotor de lectura, el señor Pedro Maldonado, empezamos a hacer visitas puntuales, con dinámicas diferentes a las que implementamos en nuestras comunidades “fijas” o en nuestra ludoteca.


El objetivo fundamental es hacer un contacto inicial dirigido al desarrollo de algún tipo de programa de estimulo a la lectura en niños y adolescentes que, no necesariamente, involucre un animal, sino que contenga elementos lúdicos que “atrapen” niños. Es, por lo tanto, un proyecto que incluye padres, representantes y líderes de la comunidad, ya que se desarrolla siempre en un espacio distinto a la escuela (cuando la hay) y al sistema escolar, pues no queremos sobrecargar de trabajo académico al beneficiario directo.


Cuando es posible, Canela acompaña esta visita y sus alforjas se convierten en verdaderos cofres de tesoros que deslumbran al niño anfitrión. Cuando no, igual viajan las alforjas a sorprender maravillosamente al niño.

Las jornadas de extensión, junto a la Ludoteca y a los trabajos puntuales que desarrollamos en comunidades aleatorias, dan muestra del crecimiento que hemos tenido en sentido programático y de lo mucho que la creatividad de nuestro equipo pone al servicio de nosotros y nuestros niños para mejorar su calidad de vida.

Eso nos hace sentir que galopamos en dirección correcta.