Como hacemos cada 23 de abril, la celebración del día del libro ocupó nuestro tiempo en preparación; pero, tuvo un ingrediente adicional que nos llenó de alegría: nos reunimos con los niños beneficiarios del programa para escuchar sus ideas y sopesar lo que se les ocurría para celebrar esta fecha, que reviste especial importancia para todos nosotros, y en medio de esa “tormenta de ideas” que tuvimos sobre la fiesta del libro, uno de los chicos propuso hacerle un homenaje a la mula Canela.
La razón de su propuesta tuvo la simpleza de las cosas
hermosas: Sin Canela, no habría libros que leer.
Volvamos atrás. Canela es el vehículo de nuestro programa de
lectura; de modo que es absolutamente lógico pensar en ella como lo mas importante
que tenemos; en otras palabras: sin Canela, Bibliomulas es otra cosa. Puede hablarse
tal vez de otro formato, tal vez de otra manera de hacer las cosas, pero no
puede hablarse de Bibliomulas.
Eso lo entendieron, en segundos, el grupo de niños que se
benefician directamente de su galope, por eso terminamos felices aceptando la
propuesta de celebrar el día del libro rindiendo homenaje a nuestra querida mula
Canela.
Aprovechamos entonces para dejarlos entrar al alma de Bibliomulas
y la experiencia no pudo ser mas positiva: los niños se enteraron de donde ha
salido todo lo que ellos conocen, no solamente la idea de transportar libros
por las montañas a lomo de bestia, sino también el origen de la idea, las
acciones para hacerla posible, las programaciones, el empeño por crecer más allá
de los limites autoimpuestos y los cuidados de un animal de carga y trabajo.
Es imposible pensar en otra forma de celebración; gracias a Canela
y a la imaginación fértil de ese grupo de niños, tuvimos un día del libro y del
idioma completamente positivo y muy aleccionador. Esperemos el próximo.