Proyecto Bibliomulas: Re-crear vivencias lectoras para con-mover mediadores de lectura en Mérida-Venezuela

Reproducimos a continuación, el artículo escrito por la Doctora Emilia Márquez Montes, docente asociada al proyecto Bibliomulas desde sus in...

viernes, 30 de diciembre de 2022

FELIZ AÑO 2023


En realidad, el pensamiento primero al momento de despedir este año 2022 es de inmensa gratitud. 

Agradecemos que cada día más personas de buen corazón se unen a nuestro trabajo, agradecemos que nos reciben con afecto allá donde vayamos, agradecemos que nuestras comunidades se hacen cada vez más nuestras y agradecemos la posibilidad de andar por estos caminos andinos, repartiendo todas las vidas que existen entre las tapas de un libro.

Esperamos seguir creciendo; que los retos del año 2023 estén a la altura de lo que queremos vivir y podemos hacer frente y que nuestra mula y nuestras alforjas se llenen de más y más cariño. 

Feliz año 2023 y muchísimas gracias!!

Despidiendo el 2022

Despedir un año siempre obliga a la gratitud; sobre todo si, al mirar atrás, podemos decir que ha sido un año bueno, lo que para nosotros se traduce en más comunidades atendidas y más niños y adolescentes beneficiarios. Por eso, se impone celebrar.

Este año, juntamos a la Ludoteca Gabriele Sanesi con Bibliomulas (una, parte de la otra) y aprovechando los espacios de la Fundación Don Bosco, tuvimos nuestra fiesta de fin de año, oportunidad en la que propiciamos el acercamiento a los libros, el teatro, juegos y tecnología, que inciden en el fortalecimiento del área cognitiva, emocional y sociocultural de quienes disfrutan de nuestros programas.

También aprovechamos para reconocer la lealtad de nuestros niños y adolescentes beneficiarios y agradecer la indispensable colaboración que recibimos de las comunidades en el desempeño de nuestro trabajo cotidiano. Muchos de esos niños y adolescentes que disfrutan la existencia de Canela y sus alforjas llenas de libros, se están convirtiendo en lectores afiebrados y sirven para traer a sus pares ese interés que necesitamos despertar en las comunidades que visitamos. Por lo tanto, el reconocimiento del que hablamos (y que puede ser objeto de profundas disertaciones) tiene gran significado: no tanto porque creamos que un joven debe recibir un premio por cumplir con la importante tarea de educarse, sino porque, en medio de las difíciles circunstancias en que usualmente transcurren sus días, es un verdadero hallazgo que busquen tiempo para leer.


Posiblemente, esa sea la enseñanza más importante que nos ha dejado este año que recién termina y que nos empeñamos en celebrar como el primero completamente ütil después del obligado parón al que el se vio sometido el planeta. Esperamos que el año 2023 continúe brindándonos posibilidades de crecimiento y desarrollo y que el acceso a otras comunidades prive en nuestros objetivos.






viernes, 23 de diciembre de 2022

FELIZ NAVIDAD


Hacemos un alto en nuestro camino cotidiano para compartir la alegría de la Navidad. Lo hacemos con enorme gratitud y nuestras alforjas llenas de esperanza.

A pesar de las veces que hemos sentido que a nuestro lado las fuerzas flaquean, seguimos apostando a la fe en nuestra gente, esa que todo lo hace posible y por quienes trabajamos día a día, sin decaer.

Por eso queremos unirnos en un abrazo de amigos para desear que esta Navidad sea propicia para celebrar la vida, difundir el amor y sembrar esperanza.

Felices fiestas
Navidad 2022

jueves, 22 de diciembre de 2022

Celebrando alianzas y amigos


Casi a punto de cerrar el año 2022, sentimos que es muy necesario reconocer el trabajo de quienes, junto a nosotros, ponen su esfuerzo en el buen camino de la educación de nuestros niños. Es, por supuesto, lo que consideramos alianzas fundamentales y en eso, somos insistentes y muy optimistas: sencillamente creemos que un trabajo como el nuestro no puede hacerse si no nos apoyamos con los amigos que, en el camino, han descubierto formas de complementar el complejo asunto que nos habita.

Se trata también de reconocer en esas alianzas una cierta simbiosis muy productiva: solemos relacionarnos con instituciones que nos complementan y que, incluso, complementan nuestro trabajo. Así, El Jardín de La Esperanza, por mencionar alguna de las organizaciones que nos ocupa, en su empeño por fortalecer la formación de niños y niñas en situación de vulnerabilidad en la zona de Los Curos, estado Mérida – principalmente - enlaza su trabajo académico, con los tiempos para el esparcimiento lúdico que Bibliomulas puede ofrecer mientras fortalece el componente educativo que necesitamos para robustecer el trabajo cotidiano de la mula y sus alforjas.

De modo que, para nosotros, ese apoyo es un asunto muy importante que hace falta reconocer tanto como celebrar; por eso, cada vez que tenemos la oportunidad para demostrarlo, hacemos propicia cualquier ocasión para encontrarnos e intercambiar planes al tiempo que ponemos a nuestros beneficiarios en contacto propio que vigorice la sinergia.


Hablando de ocasiones propicias, una de las que puede resultar más importante es precisamente la Navidad; así que, aprovechando la feliz ocasión, propiciamos un encuentro en el que se incluyó, por inmensa suerte,  a otro de nuestros grandes amigos: La Fundación Don Bosco, institución pionera en el abordaje de los problemas de niños y adolescentes de Mérida, con programas de asistencia, educación y protección a los que siempre Bibliomulas ha estado muy ligada.   

Ya que uno de nuestros lemas es que “los niños aprenden porque juegan” este encuentro tuvo el carácter lúdico que impregnamos a todo lo que hacemos: fue un día fantástico en el que, además de pasearnos un largo y entretenido rato por lo mejor del cancionero tradicional de la Navidad venezolana y preparar un sencillo recetario / cancionero artesanal,  también cocinamos, hicimos dulces, jugamos y estrechamos un poco más, si cabe, los lazos que nos unen en el objetivo que tenemos: la educación de los niños y niñas de Mérida.


Nos sentimos sinceramente privilegiados pues, al enlazarnos con instituciones tan comprometidas con su objetivo (que es el mismo nuestro) estamos dejando una huella mucho más profunda y certera que se multiplica en cada familia que se beneficia con el trabajo de todos. 


martes, 6 de diciembre de 2022

LA LUDOTECA Y EL ARTE

 


Es por todos conocido que le estamos poniendo especial cariño a la Ludoteca Gabriele Sanesi, un espacio para crecer en el que abordamos formas novedosas de enseñanza basadas en el componente lúdico del proceso de aprendizaje, que lógicamente es un paso adelante en el cumplimiento de nuestro mayor objetivo: Inspirar en el niño un auténtico acercamiento a la lectura y escritura, más allá de las paredes de su institución educativa.

De ahí que dediquemos tiempo a pensar y llevar a cabo planes que sirvan para despertar el intelecto de los beneficiarios. Planes que relacionamos siempre con diversas expresiones culturales porque estamos seguros que eso nos garantiza, además, una manera interesante de ver y conocer el entorno, asimilando lo que cada uno percibe como positivo para su crecimiento.

Esta vez, hemos tenido la suerte de compartir una amena jornada de trabajo con el conocido artista plástico Franco Contreras, nacido en Las Piedras, Mérida, y con destacada trayectoria en el mundo del arte, donde ha recibido reconocimiento y estimulo, que van desde el Primer Premio de la II Bienal de Arte de Mérida, hasta reconocimientos internacionales a la calidad de su obra plástica.


Fiel a lo que parece dar sentido a su vida artística, Franco ha decidido permanecer lleno de las capacidades creadoras de los niños y por eso se siente absolutamente encantado del proceso que logra desencadenar en encuentros como este, ya que, según sus propias palabras “Mi padre, tenía la maravillosa habilidad de verle a todo una segunda y una tercera posibilidad, de buscarle a cada piedra y a cada palo el preciso acomodo, el más útil y el más placentero. Por ahí me fui metiendo y poco a poco encontrando la presencia de miles de relaciones de espacios, líneas, vacíos y situaciones que casi mudas e imperceptibles se guardaban en poderosa existencia; … Y el Arte, lo que he podido entender, se trata de eso, de la manera particular de ver y representar ese mundo que afuera y adentro nos conmueve…”. No es de extrañar que asumir la posición de “guía” para realizar actividades con los niños beneficiarios de los programas de Bibliomulas, le ocasione satisfacciones y constituyan un reto para él, ahora puesto del otro lado de la historia.

La propuesta fue tan simple como conocer a un artista plástico. Los niños sabían que tendrían que acudir a un taller en el que trabajarían un poco con ciertos materiales de sencilla utilización, para fabricar objetos de arte y que, en algún momento de la tarde, se emocionarían con las pláticas interesantes de este creador local.


Resultó tan divertido como interesante. Los niños, poco habituados a estas visitas, hicieron todo tipo de preguntas y se interesaron en el trabajo de Franco, que pudieron disfrutar por medio de proyecciones y fotografías, para luego dejarse guiar por él en la fabricación de sus propios juguetes, móviles y formas varias de expresión a través del papel.

Seguimos desarrollando este tipo de actividades porque sirven para apoyar las visitas que Canela hace a comunidades rurales de Mérida con sus alforjas llenas de libros, si en tales encuentros los niños conocen los miles de historias que se esconden entre las tapas de un libro, en estas jornadas, se acercan a la creación artística como medio de expresión y crecimiento para, de esa manera, seguir educándose para el futuro.



viernes, 2 de diciembre de 2022

El juego de cocinar


 La “culturización” de un grupo humano pasa por un proceso en el que se hacen presente muchísimas variables; el entendimiento del hecho artístico, por ejemplo, sirve mucho para desarrollar parámetros de “cultura” en una sociedad determinada; pero, también una serie de hechos cotidianos, sencillos y nada complicados modelan el pensamiento critico fundamental para la adquisición de valores culturales y en él, intervienen acciones de inmensa cotidianidad que suelen pasar inadvertidas.

Tal es el caso de la gastronomía. Pongamos de lado el hecho cierto de que en los últimos años el oficio de cocinar ha adquirido presencia de “rock Star” afectando muy positivamente el oficio hasta convertir algunos cocineros en celebridades con ingresos fabulosos y éxito social insuperable.

Ahora bien, ¿es la gastronomía un bien cultural? No hay duda que la respuesta es un si rotundo. La forma en que comemos y las cosas que comemos definen en mucho lo que somos, convirtiéndose en el gran elemento unificador de un colectivo muchas veces separado por diferentes motivos; sin embargo, esa no es una condición fortuita. No comemos todos la misma cosa porque “eso es lo que hay”. Lo hacemos porque, simultáneamente, aprendemos que eso es lo que se come, razonamiento que aplica a comidas para festividades determinadas, comidas para épocas precisas y/o repostería propia – quizás lo que más nos recuerda el origen común –


Es, como todo lo que nos forma conciencia colectiva, un proceso de aprendizaje que, usualmente, se empieza a vivir a temprana edad. No es fijo, no es inamovible y responde de muchos modos al asunto generacional. Es posible que la abuela le haya enseñado a sus hijos a comer arroz con leche en su día de cumpleaños y estos lo hagan, pero, agregándole un bizcocho de chocolate que aprendieron a disfrutar independientemente. El resultado es, la enorme posibilidad de que los nietos terminen aceptando sin reservas al bizcocho de chocolate acompañado de arroz con leche pues eso fue lo que aprendieron. Ese aprendizaje, extrapolado, es el que mueve el afecto por las comidas criollas. Es decir, por las comidas de casa “de toda la vida” que, con pocas variantes, pasan de una generación a otra y se convierten en emblema de un gentilicio; por ejemplo, lo que en Venezuela llamamos Granjería Criolla, es decir, los sabrosos dulcitos que se preparan en casa según recetas ancestrales y que, aunque se modernicen los instrumentos, se faciliten las preparaciones e incluso se sustituyan unos ingredientes por otros, siguen teniendo el sabor inolvidable de la nostalgia de los mayores.

Consideramos tan valioso el significado de ciertas recetas tradicionales que, de vez en cuando, nuestra ludoteca Gabriele Sanesi, se convierte en salón de experimentación gastronómica como excusa para darle a los niños beneficiarios un elemento adicional de aprendizaje.


Ayer fue el turno de las queridas “papitas de leche”. Un “bombón” de leche condensada que, por generaciones, ha sido parte de la gastronomía “dulce” más ranciamente venezolana. Sobre todo, andina, ya que son el principio de los famosos dulces abrillantados que tanta fama le dan a Mérida. Reunidos en torno a la mesa de trabajo, los chiquitines asiduos de la ludoteca, sus madres y abuelas e incluso algunos de sus amigos, aprendieron a hacer este dulce tan nuestro mientras cumplían con una larga serie de actividades lúdicas de aprendizaje.

Aguinaldos, biografías de famosos músicos y cantantes venezolanos, un coro informal e improvisado de nuestros cantos navideños, portadas para libros en los que guardar recetas y, por supuesto, varias docenas de riquísimas papitas de leche que, por ahora, constituyen un regalo que los niños llevaron a sus casas por el inicio de las fiestas de Navidad. Así fue un día más en la Ludoteca Gabriele Sanesi, un día en el que contribuimos con alegría al acervo cultural de nuestros chiquitos.