Casi a punto de cerrar el año 2022, sentimos que es muy necesario reconocer el trabajo de quienes, junto a nosotros, ponen su esfuerzo en el buen camino de la educación de nuestros niños. Es, por supuesto, lo que consideramos alianzas fundamentales y en eso, somos insistentes y muy optimistas: sencillamente creemos que un trabajo como el nuestro no puede hacerse si no nos apoyamos con los amigos que, en el camino, han descubierto formas de complementar el complejo asunto que nos habita.
Se trata también de reconocer en esas alianzas una cierta simbiosis muy productiva: solemos relacionarnos con instituciones que nos complementan y que, incluso, complementan nuestro trabajo. Así, El Jardín de La Esperanza, por mencionar alguna de las organizaciones que nos ocupa, en su empeño por fortalecer la formación de niños y niñas en situación de vulnerabilidad en la zona de Los Curos, estado Mérida – principalmente - enlaza su trabajo académico, con los tiempos para el esparcimiento lúdico que Bibliomulas puede ofrecer mientras fortalece el componente educativo que necesitamos para robustecer el trabajo cotidiano de la mula y sus alforjas.
De modo que, para nosotros, ese apoyo es un asunto muy
importante que hace falta reconocer tanto como celebrar; por eso, cada vez que
tenemos la oportunidad para demostrarlo, hacemos propicia cualquier ocasión para
encontrarnos e intercambiar planes al tiempo que ponemos a nuestros beneficiarios
en contacto propio que vigorice la sinergia.
Ya que uno de nuestros lemas es que “los niños aprenden
porque juegan” este encuentro tuvo el carácter lúdico que impregnamos a todo lo
que hacemos: fue un día fantástico en el que, además de pasearnos un largo y entretenido
rato por lo mejor del cancionero tradicional de la Navidad venezolana y
preparar un sencillo recetario / cancionero artesanal, también cocinamos, hicimos dulces, jugamos y
estrechamos un poco más, si cabe, los lazos que nos unen en el objetivo que
tenemos: la educación de los niños y niñas de Mérida.