UN DESAFIO PARA LOS PRIMEROS 15 AÑOS DE BIBLIOMULAS

  El proyecto Bibliomulas Mérida se aproxima a celebrar 15 años de trabajo y compromiso en nuestras comunidades andinas. este aniversario no...

miércoles, 30 de noviembre de 2022

Jóvenes lectores que nos miran

 


Posiblemente, uno de los beneficios colaterales que recibimos de nuestra diaria labor se da, en bastantes oportunidades, como respuesta a la experiencia Bibliomulas, una vez que un grupo cualquiera se acerca a ella. Tal es el caso de los colegios de Mérida.

No lo decimos porque creamos que tenemos una estrategia única, ni porque pensemos que somos “la verdad revelada”; sencillamente, somos un programa cuyos objetivos están muy claros, son fáciles de explicar y, por lo tanto, son fáciles de entender e incluso replicar de cierto modo.

Sucede con los colegios. Afortunadamente cada vez más, colegios del estado Mérida se acercan a lo que hacemos, usualmente, viviendo una jornada de trabajo al lado nuestro en la que conocen la mula, escudriñan las alforjas, reciben entrenamiento lector y participan en todo el entorno lúdico de lo que hacemos. El resultado de estos encuentros suele ser muy positivo, tanto en lo inmediato: los estudiantes se divierten viviendo una jornada diferente al habitual movimiento de un salón de clases tradicional, como en los planes a mediano plazo: hasta ahora no ha ocurrido que los miembros de una comunidad educativa en particular “archiven” la experiencia bajo la pestaña de cosas vividas y olvidadas.

Uno de los gratos recuerdos que tenemos, por ejemplo, sucedió en la Unidad Educativa C.E.A.P.U.L.A. Allí estuvimos hace algunos meses, vivimos un día entero con ellos e hicimos del patio del colegio una verdadera fiesta. Como resultado, sus docentes han intervenido en algunos de nuestros programas formativos entendiendo cabalmente las herramientas que deben adquirir para sumar el incentivo a la lectura dentro de sus planes de docencia; lo mejor de todo es que con ellos hemos establecido una relación que se afianza y empieza a tener resultados concretos hacia la comunidad de estudiantes.


Otro excelente ejemplo - pues además sucedió hace pocos días - es la experiencia con el colegio San Juan Bosco, de Mérida. Ellos habían oído hablar de nosotros, incluso habían participado previamente en alguna de nuestras actividades y, de algún modo, estaban familiarizados con lo que hacíamos, de modo que solo faltaba un acercamiento en profundidad si queríamos dejar una huella permanente.

Ese acercamiento ocurrió hace algunos días en ocasión de la participación de ellos en uno de nuestros talleres, específicamente en la sesión “Mientras más lees, más ves” dirigido por la profesora Emilia Márquez con la participación de nuestro promotor de lectura, Pedro Maldonado. El taller, dirigido a jóvenes estudiantes de bachillerato, tiene el objetivo, no solo de estimular el hábito lector, sino de impulsar el surgimiento de iniciativas espontáneas que acerquen a nuestros estudiantes a la lectura.


En el Colegio San Juan Bosco, este objetivo, tal como estaba previsto, se logró totalmente: los alumnos decidieron crear un circulo de lectura y para hacerlo pidieron nuestra asesoría y expresaron hacerlo con nuestro ejemplo. Es decir, ellos idearon una “mini-bibliomula-a-pie” (obviamente no tendrán una mula) con la que desarrollarán sus propios programas de lectura recreativa bajo la supervisión docente y con nuestro apoyo.  Es muy sorprendente porque este tipo de iniciativas, surgidas de los propios jóvenes interesados, echa por tierra el mito de que “los jóvenes no están interesados en leer”.

A decir verdad, los estudiantes del Colegio San Juan Bosco de Mérida son tremendos lectores, saben lo que les gusta y están ávidos de más y más cosas buenas que descubrir en un libro. La gran suerte es que no son los únicos.