Una de las mejores formas de mantener
vivo el programa Bibliomulas es, sin duda, por medio de la comunicación: contar
lo que hacemos cada vez que podemos. Aprovechar cualquier oportunidad para
interesar a un nuevo público, hacer nuevos amigos y esparcir la voz de lo que
tenemos planeado y de lo que queremos hacer, es un recurso fundamental en nuestra
historia. Para eso hemos echado mano de numerosas herramientas desde que
existimos.
Tal vez debamos admitir entonces, que
ninguna es tan efectiva como “contar el cuento” a una audiencia que no se
relaciona con nuestra manera de cumplir con el objetivo trazado porque no lo
necesita o, para educarse, tiene todas las comodidades que uno de nuestros
niños no tiene.
Esa es una tarea en la que nuestro
equipo está bien formado.
El pasado 19 de noviembre, nuestro
director Ignazio Pollini, quien se encuentra visitando sus familiares en
Italia, acudió a la localidad de Bedizzole, en la provincia de Brescia
(Lombardia) para encontrarse con un par de sacerdotes amigos suyos de la
infancia.
Bibliomulas tiene la inmensa suerte
de tener su poquito de "binacionalidad". Lo decimos porque Italia
está muy presente en su devenir, sobre todo debido a Ignazio; por eso, una vez
más, tuvimos la oportunidad de impactar precisamente a una comunidad que,
siendo un pequeño pueblo, (Bedizzole tiene un poco más de 11.500 habitantes) disfruta
de todo lo que un niño tiene que tener y saber para poder educarse adecuadamente.
Sin haberlo planeado, la presentación
fue todo un éxito. Hemos logrado
despertar interés enorme en nuestro trabajo al extremo de habernos tendido
puentes y canales de comunicación que, estamos seguros, nos llevará a muy buen
destino; sin embargo, lo que más ha contado para el recuento de ganancias es
que hemos ampliado el universo de amigos solidarios.
No podemos estar más contentos y
agradecidos.