UN DESAFIO PARA LOS PRIMEROS 15 AÑOS DE BIBLIOMULAS

  El proyecto Bibliomulas Mérida se aproxima a celebrar 15 años de trabajo y compromiso en nuestras comunidades andinas. este aniversario no...

jueves, 9 de diciembre de 2021

Formando al formador

Antes de despedirnos por el pequeño receso navideño, tuvimos nuevamente la oportunidad de reunirnos todos los que, dentro de Bibliomulas, creemos en el impostergable compromiso de enseñar y estimular el aprendizaje por medio de la promoción de la lectura.

Fue un encuentro particular, mucho más enriquecedor, si se quiere, pues por una vez reunimos a un grupo realmente importante: no se trataba de colaboradores solamente; al taller habían sido invitados el grupo de mediadoras de lectura que hacen labor en las aldeas cercanas a Jaji, nuestros promotores de lectura de Mérida y, además, las madres que para cada actividad que realizamos convierten sus casas en nuestra sede, así como algunos representantes llegados en el ultimo minuto.

Es necesario destacar la participación de este bonito y valioso grupo de asistentes comprometidos con la educación de sus hijos; pero, también con la de todos los niños de sus comunidades que, poco a poco, han ido involucrándose en nuestro programa al punto de convertirse en apoyo fundamental de nuestro crecimiento.

El pasado jueves 2 y viernes 3 de diciembre, las profesoras Emilia Márquez y Sahyli Amaya se abocaron a la tarea de sensibilizar a este grupo de participantes como mediadores de lectura, a partir del acercamiento a su propia historia como lector, usando para ellos experiencias de animación de lectura y producción de textos que les ayuden a propiciar una mirada hacia el descubrimiento y el desafío de leer en forma autónoma y crítica para la vida.

Fueron dos intensas jornadas de trabajo en las que echamos mano de valiosos recursos tangibles e intangibles, en los que privó la memoria de vivencias e interacciones personales para distinguir algunas de las representaciones sobre lectura y escritura que desde allí han construido.

Escudriñar las emociones de un lector es una experiencia fascinante. Al hacerlo, podemos claramente describir experiencias relacionadas con sus evocaciones y vivencias con la lectura, no solo en la tranquilidad de sus hogares, sino en diferentes entornos, en lecturas de grupo y con textos de significativa importancia para cada uno.

Igualmente, el encuentro ha servido para estimular la creación, o por lo menos la interpretación, de cuentos propios o ejercicios de escritura,  que se producen después de una jornada de lectura, con el animo de contribuir al desarrollo de destrezas narrativas en quienes tienen a su cargo propiciar el disfrute de un cuento,  entre nuestros niños beneficiarios y entre sus pares a partir de la premisa de que la lectura y escritura debe verse   como una relevante estrategia sociocultural que genere cambios en las personas,  posicionando a los lectores como individuos autónomos e informados.

Fue exactamente el tipo de taller que disfrutamos en grande; no porque otros no sean útiles sino porque tenemos muy clara la altísima responsabilidad que significa formar formadores. Dejar la promoción de la lectura en manos de personas que no han logrado desarrollar criterios o nos son capaces de guiar a los niños en el proceso de establecer los aprendizajes adquiridos en el acercamiento al libro, es un gran riesgo; de ahí que nosotros nos esforcemos por desarrollar permanentemente estas jornadas formativas en las que, cada vez, por suerte, se involucra un mayor número de personas; eso también es un acierto.

Conscientes como estamos de la gran movilidad que está ocurriendo en el país y la infinidad de obstáculos que debe vencer un docente para cumplir su trabajo, el incremento de personas preparadas para asumir funciones “de emergencia” no solo fortalece el programa de promoción lectora Bibliomulas, sino brinda confianza al equipo.

Estamos agradecidos y satisfechos. Una vez más podemos decir con toda tranquilidad que el esfuerzo que junto a nosotros hace la Fundación Germano Chincherini, de Italia, produce el mejor de todos los dividendos: personas sensibilizadas y niños que se encaminan hacia la plenitud de la vida adulta gracias a la educación recibida.