Sin embargo, nunca habíamos emprendido juntos un
proyecto específico. Aunque la labor de la Fundación y la nuestra tienen muchos
puntos en común, nunca habíamos decidido unir esos puntos para construir juntos
una línea de trabajo, tal vez porque la oportunidad para hacerlo no se había
presentado; curiosamente, sin embargo, muchos de los proyectos de Bibliomulas
han sido “probados” en la Fundación y viceversa.
Unirnos para atender la convocatoria de la Fundación
Venezuela sin Límites en su XVII Fondo de Inversión Social nos pareció
un movimiento que, no solo poseía mucha lógica dado el carácter de nuestras
organizaciones, sino nos daba una sensación de fortaleza muy necesaria a la
hora de emprender un camino en estos tiempos tan complicados. Entonces, decidimos
atender la convocatoria.
“Con Bibliomulas y un clic leemos, escribimos y calculamos mejor” es el título del proyecto presentado para optar al financiamiento del fondo habilitado para organizaciones no gubernamentales, dedicadas al trabajo social en Venezuela. La idea, sencilla en su implementación, gira en torno a la necesidad de trabajar en el necesario tema de alfabetización digital.
Fue una jornada definitivamente interesante que puso a
prueba muchas de nuestras mejores habilidades. Usualmente, organizaciones como
las nuestras dependen económicamente de agencias de Cooperación nacional e
internacional. Es entonces normal que una buena parte de nuestro tiempo se
consuma en la búsqueda de convocatorias públicas y formulación de respuestas a
tales oportunidades. Los procedimientos raramente varían: siguiendo
lineamientos muy precisos, una ONG llena un largo formulario en el que explica
abundantemente los detalles diferenciadores del proyecto en el que quiere
trabajar. Luego, si ese primer borrador tiene éxito, habrá reuniones y sesiones
de preguntas y respuestas hasta un veredicto final, que puede ser negativo.
Pocas veces ocurre que la “comunidad virtual” de los
aspirantes sea puesta a prueba. En esta ocasión, el 20% de la calificación
final del proyecto estaba en manos de los “seguidores” de Bibliomulas y la Fundación
Don Bosco. Hay más: en caso de fallar ese 20%, era difícil remontar la cuesta y
corríamos el riesgo de salir de la competencia.
Nos habíamos preparado a conciencia para acudir a las
fases del concurso, que incluyeron un primer borrador del proyecto, la
elaboración de una versión final, ajuste de presupuesto, formación, videos,
votación pública y defensa ante jurado. Pero, temblábamos ante la idea de
someterlo a consideración de nuestra comunidad virtual porque, en lograr ese
éxito, intervienen muchos factores, tan sencillos como el acceso a Internet de
los posibles votantes.
Pero, estamos empeñados en la alfabetización digital. Creemos indispensable desarrollar en nuestros niños capacidades para realizar diferentes tareas en un ambiente digital.
Estamos al tanto de los muchos matices que engloba
esta definición genérica, entre los que se incluye habilidad para localizar,
investigar y analizar información usando la tecnología, así como ser capaces de
elaborar contenidos y diseñar propuestas a través de medios digitales; sabemos
bien que la alfabetización digital debe entenderse no sólo como un medio sino
también como una nueva forma de comunicación, creación y comprensión de la
información. Por eso nos atrevimos a todo.
El proyecto navegó aguas tranquilas, desde el
principio y tuvo su primer momento de felicidad el pasado 8 de noviembre cuando
formalmente nos avisaron que la votación publica - a la que nos habíamos
presentado enarbolando un atractivo video producido por Marco Pollini – obtuvo
casi 3 mil votos, convirtiéndose en el proyecto más votado. Fue maravilloso
descubrir que para mucha gente somos una referencia a la hora de brindar apoyo.
Luego, tuvimos la ocasión de defender el planteamiento
frente a un exigente jurado compuesto por personalidades del mundo empresarial,
de la comunicación y del desarrollo social. Ya se lo pueden imaginar, fue como
presentarse a un examen final rogando que te pregunten todo lo que has
estudiado en profundo.
Pues bien, el viernes pasado, 12 de noviembre, nos
anunciaron que habíamos ganado; aunque no es la primera vez que obtenemos la
buena pro de un patrocinador, la alegría de ser beneficiarios del XVII Fondo
de Inversión Social de Venezuela sin Límites, resultó un espaldarazo muy
ansiado y necesario. De muchas formas, sentimos desde entonces que no estamos
solos y que para validar lo que nos proponemos, hemos sido congregados por una
ocasión inigualable.
Somos totalmente conscientes de que el gran reto es pasar de una sociedad de la información excluyente a una sociedad de comunicación en la que todo el mundo tenga las mismas oportunidades y esa es la principal buena nota del proyecto que emprenderemos en enero 2022 junto a la Fundación Don Bosco.
Como estamos seguros de lo mucho que ustedes lo
entienden, solo resta decir, GRACIAS.