El pasado miércoles 17 de marzo, vivimos la oportunidad de reencontrarnos con la esencia de lo que somos. A pesar de todas las vicisitudes y malos días vividos, le pusimos formal cara a una buena noticia que, sobre todo, es un sueño largamente deseado, por el que trabajamos duramente: el miércoles pusimos en funcionamiento, con un sencillo acto lleno de rostros afectuosos y cercanos, la Ludoteca Gabriele Sanesi.
Descrita
como un escenario propicio para que niños y adolescentes disfruten la aventura
de imaginar, combinar, modificar, construir y re-crear, mediante prácticas
lúdicas de animación que les permitan el acercamiento a libros, a la
experimentación, a medios tecnológicos, al disfrute de juguetes y juegos que
les favorezcan en aspectos cognoscitivos, emocionales y de interacción social;
la ludoteca se concibe como un espacio organizado para el entretenimiento,
abierto a la aventura de aprender desde
una postura divertida dirigida a bebes y a sus padres, niños y adolescentes.
El
proyecto que ya es una realidad fue ideado para la realización de actividades
que pretenden generar un sentido de intercambio e interacción entre grupos
etarios, propiciar el acercamiento a la
palabra escrita, a la exploración del mundo de manera creativa, a despertar la
fantasía, mediante el arte, la música, el apoyo en la ciencia y en el atractivo
de la tecnología, la aproximación
orientada a juegos y
juguetes de diversos tipos y con diversidad de propósitos.
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Creemos
en Bibliomulas porque así como en la infancia de mis padres, las mulas
transportaban armas para la guerra, ahora transportan libros para que los niños
aprendan a entender un mundo más humano y hagan la paz. Mi padre, Gabriele fue
quien me enseño a leer, por eso estoy feliz de que la Ludoteca lleve su nombre
Quien así habla es Giacomo Sanesi, el principal promotor de este nuevo plan. Sanesi, amigo de Bibliomulas desde hace algunos años vino de visita hace algún tiempo y en esa visita hablamos por primera vez de la ludoteca. Como él se entusiasmó con la idea, decidió convertir su boda que se realizaría pronto en Italia, en una gran fiesta de recolección de fondos para poder construir la ludoteca; pero, además, siendo obrero en el aeropuerto de Roma, Giacomo que también es escritor publicado, destina los ingresos que le producen sus libros al mantenimiento de este espacio de aprendizaje que lleva el nombre de su padre.
Fue
una ocasión verdaderamente memorable en la que estuvimos acompañados por un
puñado de nuestros amigos más cercanos, quienes aprovecharon para dirigir
juegos, poner en práctica algunas de las actividades lúdicas que serán parte de
nuestra cotidianidad y, lo más importante, desplegaron sus buenas vibras para
que nuestro salón de juegos sea desde ahora el germen de desarrollo de planes
más ambiciosos y niños mejor preparados para enfrentar los retos de estos
tiempos.
Nosotros
no podemos más que festejar y agradecer la cercana presencia de colaboradores, amigos y
beneficiarios del programa Bibliomulas Mérida, que ahora expande su radio de
acción desde un espacio bonito y amable concebido para cosas buenas.
En
una intervención desde su casa de Roma, Giacomo dijo algo que para nosotros
resume motivos de mucho orgullo; por eso, queremos compartir sus palabras, pues
sentimos que en estos tiempos tan complicados, una virtud principal del hombre
y las instituciones es la honestidad:
- Bibliomulas
es es un proyecto en el que se ve a
donde va el dinero: todas las donaciones se ven, en cada libro, en cada
juguete, en el color de las paredes y en todo niño que aprende divirtiéndose -
Cada vez aumentan más los motivos para una enorme gratitud.