Es uno de esos días señalados con marcas de diversión y obligación, porque es uno de esos días que nos toca de cerca y nos importa mucho; después de todo somos una biblioteca, es decir, somos el hogar de libros muy especiales: aquellos especialmente destinados a quien empieza a leer, a quien necesita cautivarse con la lectura y hacerlo un hábito, los niños y adolescentes. De modo pues que, el 23 de abril es un día de fiesta que nosotros no pasamos por alto.
Hemos hecho una costumbre celebrar el Dia del libro
haciendo homenaje al libro y también a quienes hicieron que esta fecha fuera la
escogida para honrar la historia y el oficio de “quienes hacen los libros” e
inspiraron este día.
A principios del siglo XVII (1616, para ser exactos) murieron
casi simultáneamente dos de los autores que revolucionaron completamente el
arte de hacer literatura: Miguel de Cervantes, autor de “Don Quijote de la
Mancha” considerada la mejor novela escrita en español de todos los tiempos y
William Shakespeare, el autor teatral más representado y alabado durante 4
siglos. Ambos, como ya hemos dicho, murieron el mismo día: 23 de abril de 1616.
Como quiera que, pasados años y años nos dimos cuenta
que se trataba de una fecha necesaria en las efemérides del mundo occidental;
en 1995 la UNESCO en combinación con la Unión Internacional de Editores,
decidieron escoger esta fecha para unificar las celebraciones del libro que ya
ocurrían en diversos países del mundo. Un hecho significativo por demás, ya que
esa es también una fecha relacionada estrechamente con otros autores de fama
mundial, bien por muerte o por nacimiento.
Para BIBLIOMULAS, celebrar al libro es, de muchos
modos, celebrarnos a nosotros mismos. Ya hemos dicho que somos una casa de
libros que abunda en particularidades: se trata de una casa que no tiene techos
ni paredes, solo alforjas que, llenas de libros, viajan a lomo de mula hasta
lugares recónditos de la geografía merideña donde no llegan, a veces, ni los
maestros.
Nombres como Marisol Carrero, María Luisa Lazzaro,
Pedro Maldonado y varios más, estarán junto a Canela y los niños de nuestras
comunidades aliadas para descubrir cosas en común. No solo se trata de leer
fragmentos de obras con valor universal, como El Principito o Don Quijote, sino
también conocer los nuevos proyectos literarios de creadores locales o jugar al
teatro recreando historias para apreciar el valor de la palabra.
Aún hay más: también han aprendido a realizar un libro
y ahora la mayoría de nuestros niños beneficiarios exhiben con orgullo un libro
artesanal que han fabricado después de varios días de taller formativo y
empeño, posiblemente la mejor de las actividades que realizamos pues, bien hay
que observar el inmenso cariño que todos le pusieron al proyecto de construir
un libro y hay que ver, también, lo bonito que le quedó a cada uno el suyo.
No podemos más que sentirnos orgullosos y agradecidos.
El Día del Libro (del idioma y de la propiedad intelectual, que eso se celebra
igualmente este día) ha sido y seguirá siendo una fiesta que va desde Las
Quebraditas hasta El Caucho y de ahí a El Rincón, pasando por todos los
recovecos de la montaña hasta llegar a Jají y sus caseríos, para hermanarnos
todos en la realidad