Uno de los logros de los que podemos “alardear” en Bibliomulas es la expansión de nuestro programa de promoción de lectura a comunidades foráneas del estado Mérida. El experimento que comenzó en un par de aldeas cercanas al municipio Jají ha devenido, en poco más de un año, en un movimiento propio que, bajo nuestra guía, ha copado espacios en los que no había ninguna alternativa docente fuera de la escuela tradicional.
Gracias al trabajo diario y entusiasta del grupo de
mediadoras que formamos para llevar adelante las primeras fases del proyecto,
hoy podemos decir que Jají es una comunidad que crece por si misma, desarrollando
actividades alrededor del libro y el estimulo a la lectura, con mayor número de
beneficiarios cada vez.
Viene a cuento. El inicio de actividades en el año
2022 ha sido mucho más elaborado gracias a la simultanea inclusión de todos los
grupos que hacen parte de nuestras actividades. Ha sido como poner en marcha un
calendario completo de pequeños eventos cuidando que nadie se quede por fuera;
sobre todo, que ninguno de los grupos se quede rezagado en el plan de
desarrollo del año escolar, que por supuesto presenta nuevos retos y algunas
incertidumbres aún.
Ese inicio que para nosotros ha resultado mucho más
exigente y complicado, tal vez de manera inédita, ha postergado por un par de
semanas la visita de la mula a las comunidades de Mérida; sin embargo, no ha
retrasado en absoluto el acercamiento a los beneficiarios, sino que ha
permitido que utilicemos ese tiempo en ofrecerles una alternativa diferente, con
características urbanas y sin dejar de lado la mula; pero, planificada para
sacar ventaja de la Ludoteca Gabriele Sanesi.
Mientras en las comunidades más apartadas, las
maestras en combinación con las mediadoras asignadas en cada aldea, llevan a
cabo encuentros en los que igual participan 4 que 12 niños y en los que han
ocurrido cosas tan bonitas como la idea de uno de los más chiquitos de “buscar
otros niños para que vengan a ver libros con la mula”
Como decíamos más arriba, simultáneamente hemos tenido el gusto - durante toda la semana - de utilizar exhaustivamente nuestra ludoteca abriéndola cada día para grupos provenientes de las comunidades que atendemos en Mérida, a quienes la cercanía permite los encuentros, en tiempos de tanta dificultad con el transporte público, combustible y movilización en general.
Niños beneficiarios provenientes de El Rincón, Las
Quebraditas, Las Cuadras, Los Pinos, San José de las Flores y El Caucho, han
tenido la posibilidad de formar parte de un proyecto muy enriquecedor que
incluye trabajo artesanal, estimulación de escritura y lectura y creatividad.
Se trata de la elaboración de libros artesanales, una
destreza que hemos estado poniendo en practica desde hace tiempo con resultados
muy satisfactorios. Los niños se reúnen para hacer un pequeño libro en el que
incluyen las imágenes que ellos escojan, algunos textos estudiados en sesiones
previas y lo más importante: un texto narrativo escrito por ellos en formato
microrrelato.
Decimos que no hay mejor manera de enseñar a un niño que poniéndolo al tanto del valor que tiene el resultado de su esfuerzo. Cuando un niño en edad de aprendizaje recibe la alegría de que su trabajo se tome en cuenta y sea parte de un proyecto aún mayor, ese niño se siente validado: eso es lo que estamos haciendo con el proyecto libros artesanales: queremos producir un volumen significativo que más tarde pueda ser digitalizado y puesto en circulación tomando en consideración exclusivamente los aportes que cada niño ha hecho.
Hasta ahora, el resultado es bastante bueno porque los
niños se lo toman en serio y ponen el mayor empeño. Lo único que resta es
guiarlos a través de técnicas que les den mayor destreza en la elaboración de
dibujos y pinturas y, por supuesto, hacerlos leer aún más para que sean capaces
de escribir con toda corrección sus pequeños relatos.
No hay duda que el inicio del año 2022 está resultando
tan prometedor como esperábamos.