Proyecto Bibliomulas: Re-crear vivencias lectoras para con-mover mediadores de lectura en Mérida-Venezuela

Reproducimos a continuación, el artículo escrito por la Doctora Emilia Márquez Montes, docente asociada al proyecto Bibliomulas desde sus in...

viernes, 11 de junio de 2021

Tenemos mula nueva


Queridos amigos:

Las buenas noticias se cuentan con alegría. Sobre todo en tiempos en que escasean.

Hoy, la buena noticia es que formamos parte de un colectivo humano lleno de solidaridad,  dispuesto siempre a apoyarnos, comprometiéndonos a hacer un trabajo que cada día tenga más alcance, sea más productivo y nos permita seguir seguros de tener fe en lo que somos como humanidad y muchas esperanzas de futuro.

Al cierre de la campaña de recolección de fondos para dotar nuevamente a Bibliomula de su “vehículo” principal,  en sustitución de nuestra malograda Morichala, es verdaderamente un gusto decir que las metas se han cumplido en exceso. Aun más, es magnífico anunciar que ya tenemos una nueva mula.

Todo eso gracias a la estupenda acogida que dieron nuestros colaboradores y amigos a la campaña por la recuperación de nuestra mula. Pero, hay mucho más: el dinero obtenido alcanzará para dotar de libros y material escolar a las comunidades que atendemos y para algunas meriendas con estos niños y sus docentes o mediadores de lectura. Básicamente  pues, lo que entre todos hemos hecho,  es fortalecer el programa Bibliomula Mérida por todos sus lados.

No es poco; hemos constatado que en estos tiempos de gran dificultad, algunas regiones andinas, especialmente las poblaciones de las montañas y zonas rurales, están tremendamente desasistidas. Allí puede que el problema no sea la migración; es la incomunicación casi completa. La mayoría de nuestras zonas rurales no poseen facilidades tecnológicas de ningún tipo; por extraño que parezca, estamos hablando de adolescentes que aun escriben cartas a mano y hacen tareas con lápiz y borrador,  porque  no tienen ni el menor acceso a computadoras, telefonía digital u otras formas de comunicación electrónica con el que, por ejemplo, puedan continuar su educación aun cuando las escuelas permanezcan cerradas.

Pues bien, es el esfuerzo de Bibliomula, (no nos da pena alguna decirlo, aunque pequemos de inmodestos) lo que hace posible que niños de las aldeas parameras o de apartados rincones de la geografía merideña reciban,  no solo un libro con el que se entretengan aprendiendo, sino una oportunidad para avanzar en su aprendizaje,  de la mano de sus maestras y -  muchas veces - en el mismo entorno escolar que conocen y echan de menos.

Eso solo es posible porque contamos con la ayuda y el apoyo de ustedes. Si bien es cierto que en cada oportunidad que lo hemos pedido nuestros seguidores y amigos han salido adelante para apoyar alguna de nuestras iniciativas, no menos cierto es que,  la pérdida de Morichala,  originó una de las respuestas más bonitas que hemos vivido: nuestros queridos amigos italianos, venezolanos residenciados en el exterior, familias merideñas, personas de diferentes estados del país que no tienen acceso a los beneficios de Bibliomula y solo conocen la historia que contamos,  y amigos benefactores de varios países,  pendientes siempre de la suerte de nuestro proyecto,  pusieron lo que tenían para ayudar a pararnos de nuevo en nuestros pies; pies que en realidad son las pezuñas de una bonita mula color caramelo,  que hoy pudimos formalmente adquirir. Y si, sabemos que hubiese sido muchísimo mejor adoptar y criar alguna mula descarriada; pero, no es posible. En Los Andes, las mulas son un bien muy preciado.


Próximamente, haremos la “presentación en sociedad” de nuestra nueva mula, estamos diseñando una jornada festiva en la que nuestros niños beneficiarios escogerán su nombre y le darán la bienvenida a sus comunidades; pero, no podíamos esperar más para contar la noticia y agradecer.

Agradecer y agradecer. No solo porque creemos que debemos hacerlo, sino porque todo lo que somos nosotros, de algún modo está íntimamente ligado a lo que son ustedes, nuestros seguidores. Eso nos hace familia.

Gracias desde el corazón de cada niño y adolescente que hoy tiene un libro en sus manos con el que piensa descubrir el mundo, porque ustedes lo hicieron posible.

¡GRACIAS!