UN DESAFIO PARA LOS PRIMEROS 15 AÑOS DE BIBLIOMULAS

  El proyecto Bibliomulas Mérida se aproxima a celebrar 15 años de trabajo y compromiso en nuestras comunidades andinas. este aniversario no...

martes, 4 de mayo de 2021

PARA CELEBRAR AL LIBRO


El 23 de abril de 1616 fallecieron Miguel de Cervantes y William Shakespeare (este último había nacido ese mismo día 52 años antes) por lo menos eso es lo que aceptamos para tener un motivo con que celebrar el Día del Libro; pero, la verdad es que hay algunas lagunas en esta simple afirmación: Cervantes murió el 22 de abril de 1616 y su muerte fue registrada el día de su entierro, que ocurrió el 23,
 y Shakespeare murió en una fecha aproximada a ese día,  si se sacan las cuentas y se arregla el enredo de los dos calendarios (Juliano y Gregoriano) que han regido el mundo occidental. En todo caso, parece ser inequívoco que la muerte de los dos más grandes exponentes de las letras, en dos de los dos idiomas más hablados del mundo, dista tan solo algunas horas de ese día de abril.

No podía entonces ser más propicia la fecha para honrarlos que celebrando el Día del libro, del idioma y de la propiedad intelectual,  ese día,  convertido en efemérides oficial desde 2010; aunque su propia historia se remonta a 1908 y es tema para un artículo posterior que prometemos para dentro de poco.

Por lo pronto, vamos a concentrarnos en nuestro trabajo alrededor de este día. En realidad, para Bibliomulas no es un lugar común decir que “todos los días son el día del libro”. Sin el libro, no hay promoción lectora y más aún, tampoco habría forma de educar y enseñar; de modo que más que un día especial es una excusa para una fiesta grande y muy valiosa en la que trabajamos con ahínco.


Creemos que no se trata de celebrar un libro, tampoco de celebrar un autor (aunque bien vale la pena detenerse en la obra del creador de la novela tal como se conoce en nuestros días y máximo exponente de la riqueza del idioma castellano; Don Miguel de Cervantes y Saavedra)  se trata de acercarnos a una experiencia lectora que se enriquezca con los días. Que se haga valiosa y sea productiva para nuestros niños y jóvenes, sobre todo para aquellos que no disfrutan de comodidades tales como aulas bien equipadas y maestros dedicados exclusivamente a atenderlos. Por lo tanto, celebramos una semana del libro que cierra justamente el día 23 de abril, con una jornada en la que leer es la actividad más importante, aunque se de vida a otras experiencias educativas.

Este año, gracias a las particularidades que hemos vivido, y que difieren de la estricta cuarentena del año pasado, pudimos  - por lo menos – reunir varios grupos de niños beneficiarios de nuestro programa, para celebrar junto a ellos la Semana del libro, en una serie de jornadas de entretenimiento y lectura que se postergaron hasta la fecha prevista. Fue una experiencia distinta que nos hizo ver el espíritu verdadero de quienes se comprometen con nuestras propuestas: a falta de escuelas (permanecen cerradas debido a la alerta sanitaria generada por el COVID 19) podemos contar con las casas de algunas familias de las comunidades, quienes en un acto de verdadera complicidad convierten su patio o alguna de sus habitaciones en un espacio para jugar, aprender, leer y compartir conocimientos con otros niños, maestros y el equipo promotor de Bibliomulas.

Jornadas desarrolladas en las comunidades de Las Cuadras, El Rincón Alto, Las Quebraditas y Los Pinos, en la ciudad de Mérida y en Jají, fueron parte de este día especial que festejamos cada año. Debido a las limitaciones que todos conocemos, tuvimos que conformarnos con la atención brindada a pequeños grupos de niños, lo cual no deja de ser interesante pues supone un reto a nuestra imaginación y nos permite brindar una atención muy especial a grupos de niños que no se dividen por edades.  

Nada puede ser tan atractivo como el teatro; por eso, algunas escenas de la inmortal obra de Cervantes “Don Quijote de la Mancha” sirvieron para romper el hielo y motivar nuestros pequeños oyentes a explorar el mundo de la palabra escrita.

Fueron jornadas repletas de alegría. Fiestas en las que pudimos leer con ellos, darles a conocer el mundo de los libros e incluso dejar algunos tomos en préstamo (es una de las nuevas ofertas de Bibliomulas) para que promotores entrenados de cada comunidad, continúen el trabajo lector una vez que nuestras alforjas se guardan y se marchan.


Un año más, el trabajo de homenajear el libro se cumplió con creces; aunque, debemos decir que su especial significado se repite por lo menos una vez cada semana. Ese, para nosotros, es el verdadero sentido del Día del libro.