Parece lógico y absolutamente normal pensar que convivimos en armonía y entendemos las motivaciones y maneras de todos los que nos rodean, al menos, eso es lo que se espera de esta comunidad civilizada en la que nos movemos; pero, no sucede así, no, todo el tiempo. Por eso hace falta poner el ojo en la coexistencia y profundizar en lo que significa realmente. De eso se está ocupando el Espacio Anna Frank, cuya misión los establece como una organización sin fines de lucro que promueve la práctica de la coexistencia, entre los distintos grupos sociales de Venezuela -sin distingos de credo, origen étnico, educación o posición económica- cultivando principios como la sana convivencia, el respeto al diferente y la valentía moral.
Ubicados en Caracas, el Espacio Anna Frank ha
desarrollado un amplio trabajo en la materia, el cual ha extendido su alcance a
otros estados del país; entre los que nos contamos, afortunadamente. Han venido
de visita en más de una oportunidad y hemos establecido una relación de apoyo
mutuo que nos tiene especialmente satisfechos. Por lo tanto, es apenas lógico
que nos hayamos sumado al proyecto “Embajadores de la coexistencia”
interviniendo de primera mano en actividades dirigidas a la formación de
jóvenes líderes que sean agentes de cambio en la construcción de una
sociedad justa y con diversidad de pensamientos, según se puede leer en la
conceptualización del programa.
El programa de Embajadores de la coexistencia, tiene
objetivos específicos que mencionaremos un poco más abajo, y he resultado una
herramienta de inmenso valor a disposición de nuestras comunidades.
Los objetivos, como podremos ver ahora, abren espacio
a los jóvenes para enfrentar diversos aspectos de la cotidianidad. Se resumen
en:
● Crear espacios de debate y participación donde los
jóvenes expresen su visión del mundo en cuanto a la coexistencia, la valentía
moral, el respeto al diferente y la ciudadanía.
● Contribuir a que los jóvenes consoliden criterios autónomos
sobre los temas abordados, para que como sujetos libres actúen en un mundo
cambiante.
● Promover la participación de los jóvenes en los
diferentes programas de la organización y motivar a la creación de proyectos
propios.
● Desarrollar alianzas con organizaciones juveniles de
desarrollo social y derechos humanos a nivel nacional e internacional.
Traemos esta información a la mesa, porque el día de
ayer tuvimos la alegre experiencia de “enseñarle” Bibliomulas a los jóvenes
que, en Mérida, se están formando como embajadores y desarrollan un programa de
investigación y atención en el área de prevención del acoso escolar.
Estamos satisfechos y agradecidos con Espacio Anna
Frank por habernos permitido una mañana de interesante intercambio de información,
en la que fijamos algunas bases que demuestran satisfactoriamente ser parte de
la formación de verdaderos agentes de cambio, a la vez que desarrollar diversos
proyectos desde áreas específicas de interés, una vez culminado el programa.
Sabemos que una nueva alianza a este nivel, ahora, es
un impulso indispensable para el cumplimiento de los objetivos trazados desde
el inicio de los recorridos de Bibliomulas.