Proyecto Bibliomulas: Re-crear vivencias lectoras para con-mover mediadores de lectura en Mérida-Venezuela

Reproducimos a continuación, el artículo escrito por la Doctora Emilia Márquez Montes, docente asociada al proyecto Bibliomulas desde sus in...

sábado, 17 de febrero de 2024

EL ALIMENTO DE LA MENTE A BORDO DE LA MULA


Dentro de un cajón de la memoria sigue estando mi hermano mientras jugamos a "Capitales", le pregunto por Venezuela y me responde sin dudar: "Caracas". Este país, famoso por su biodiversidad en el norte de América Latina, me recordó al sociólogo Ignazio Pollini, originario de Salò, que vive en esa tierra de belleza agreste desde 1987.

Actualmente atraviesa una compleja crisis humanitaria agravada por la devaluación del bolívar que ha llevado a 9 millones de personas (de un total de 36) a la emigración desesperada.

Ignazio, que partió a los 23 años como misionero laico por cuenta de la diócesis de Brescia en el Servicio Voluntario Internacional, debería haberse quedado tres años, pero en lugar de eso se quedó, construyó una familia y una vida inesperada.

Actualmente sigue el área educativa de una ONG europea con programas humanitarios dirigidos a jóvenes de comunidades rurales de alta montaña. Me cuenta la increíble experiencia de "Bibliomulas", un proyecto desarrollado en Mérida, en la zona fronteriza con Colombia. Con la ayuda de la mula Canela, que lleva a cuestas una alforja llena de libros, los trabajadores visitan ocho aldeas cada semana. Se trata de pequeñas agrupaciones de casas a las que sólo se puede acceder por un camino de herradura, habitadas por campesinos dignos, en su mayoría analfabetos, que cultivan patatas, cebollas y poco más. A 2.600 metros de altitud, resulta difícil incluso cavar.

En la cordillera andina, la vida de los campesinos es extenuante, aislada por las distancias y sus tradiciones. Para cerca de la mitad de los niños, esta promoción de la lectura representa la única ventana abierta al mundo. Acostumbrados como sus padres desde pequeños a trabajar en el campo, se acurrucan sobre sus talones para hojear maravillados los libros, tomarlos prestados y devolverlos como se haría en una biblioteca de verdad.


En un vídeo me muestra la festiva bienvenida a su llegada y viéndolo tengo la impresión de escuchar el Oboe de Gabriel, compuesto por Ennio Morricone para la película "Misión", en cuyas notas flota el conmovedor espíritu de la naturaleza.

A continuación, me habla del proyecto "Feminizando los derechos humanos" en favor de las mujeres. También aquí son ellas las más afectadas por las violaciones, discriminadas en el acceso a la educación y mal pagadas en el trabajo. Muchas jóvenes agotan su adolescencia y se convierten en madres prematuramente.

A menudo sufren violencia doméstica y abandono, sin pensión alimenticia.

A veces el alimento de la mente llega montado en una mula. La cultura, sin embargo, no es como el pan, se puede comer sin tener hambre.