EL ALIMENTO DE LA MENTE A BORDO DE LA MULA

Dentro de un cajón de la memoria sigue estando mi hermano mientras jugamos a "Capitales", le pregunto por Venezuela y me responde ...

miércoles, 24 de febrero de 2021

¿Dónde estás Morichala?


El miércoles 17 de febrero,  el día se mostraba tan amable como todos. Los días de febrero suelen ser luminosos y frescos, llueve muy poco y los cielos brillantes de la ciudad se lucen. Nada nos hacía presagiar que nuestra vida sufriría tal cambio.

A media mañana, Ramón, nuestro amigo encargado de entenderse con Morichala, llamó a dar la mala noticia: la mula estaba desaparecida. Se había “escapado” de su lugar de descanso, un terreno en los predios de “El Rincón” por la zona de Los Próceres, en Mérida. Un lugar que conocemos como el hogar de Morichala. Temprano, como es su costumbre, Ramón había ido a visitarla, le llevó comida y estuvo un rato atendiéndola, como hace todos los días.

Hombre de costumbres inalterables, el cuidador sabe que atender a Morichala requiere tiempo y buenos hábitos, de modo que se apersonó a mediodía para comprobar su buen estado. No estaba. De algún modo, sin testigos y sin despertar sospecha alguna, la mula había emprendido camino. No sabemos y no se sabrá nunca posiblemente, si lo hizo sola o acompañada.

Las alarmas se encendieron en toda la ciudad. No solo porque tenemos muchos y muy queridos amigos en El Rincón,  que de inmediato ofrecieron su tiempo y sus buena voluntad para contribuir con la búsqueda, sino porque en muchos sentidos, Morichala es la esencia de Bibliomulas. Muchos planes se pueden emprender; existen toda una serie de alternativas para que el proyecto siga adelante sin percances, podemos volver   a la lectura y volveremos; pero, el extravío de la Mula, a esa hora del mediodía resultaba un anuncio aterrador.

Preocupados como los que más, y sin saber muy bien que hacer en esas primeras horas de estupor, nos dedicamos a recorrer las zonas cercanas. A decir verdad, creemos que no quedó espacio sin revisar en una búsqueda a la que se sumaron una buena cantidad de vecinos y amigos. El Rincón y la Avenida Los Próceres hasta La Pedregosa,  fueron literalmente peinadas por nosotros, en nuestra búsqueda angustiada.

El día terminó sin éxito. No tuvimos noticias y no sabíamos que podía haber sido de ella. Han transcurrido 7 días. Una semana ya sin saber nada de nuestra mula y es imposible dejar de pensar en lo que pudo haber ocurrido y evitar tejer hipótesis. ¿Fue robada? ¿De verdad desapareció? ¿Está perdida?

Son preguntas difíciles de responder; por definición, las mulas son animales muy “tercos”, animales apegados a sus costumbres y conocedores del camino por el que se mueven, de modo que es difícil creer que Morichala se haya “desvanecido” por si sola.  La lógica nos indica que en caso de haberse ido por voluntad propia, saliendo del terreno que considera su hogar, le habría sido fácil conseguir el camino de regreso y, por lo tanto, ya estaría de vuelta a estas horas. Quizás no tan rápido como lo hubiese hecho un perro; pero, ha tenido suficiente tiempo para volver, desandando sus pasos.

Obviamente la tristeza que nos produce desconocer su paradero se une a la nostalgia de los años convividos. De muchos modos, la razón de ser de nuestro proyecto educativo es la mula; de hecho, ella es el elemento diferenciador, el que nos permite movilizarnos y también,  el que nos permite llamar la atención de los escolares a quienes nos acercamos, muchachos que toman cada una de nuestras visitas con la emoción de un día feriado.

Por ellos, no queremos renunciar a la búsqueda. No aceptamos darla por perdida y seguir adelante de alguna forma que inventaremos para capotear este mal momento; al contrario, queremos pensar  -  y pensamos - que en algún sitio de esta ciudad llena de escondrijos,  habremos de toparnos con ella y reanudar nuestra vida como si nada hubiese ocurrido; por lo tanto, seguimos en pie de esperanza. Buscando y repasando caminos para traerla de regreso a casa con ayuda de sus muchos admiradores y amigos.



miércoles, 10 de febrero de 2021

¿POR QUÉ UNA LUDOTECA?

Originadas en 1934 en Estados Unidos de América, no fue sino hasta entrados los años 60 del siglo XX que el espacio conocido como Ludoteca,  comenzara a tener valor dentro de la sociedad a medida que fue considerado parte del proceso educativo de niños y jóvenes.

Se definen como “espacios para jugar” o también, “espacios para guardar juegos”, ya que su etimología así lo refiere: ludoteca se forma de la palabra ludus que en latín significa juego o juguete y el griego teke que significa caja o lugar para guardar algo; por lo tanto, tomando en consideración la definición que da el DRAE a la palabra, tenemos que una ludoteca es un  “Centro de recreo donde se guardan juegos y juguetes para su uso y préstamo”.

Si bien, conceptualmente,  esas definiciones se acercan mucho a la realidad, la verdad es que,  hoy por hoy,  el término refiere muchas otras cosas y se  convierte en una herramienta educativa, indispensable en la formación de  adultos motivados, activos, equilibrados, porque han recibido en su formación cultural infantil el derecho a jugar.

Ese derecho es uno de los puntos fundamentales cuando hablamos de los objetivos concretos de las ludotecas como espacios educativos. Ya no existe la discusión acerca de la importancia que tiene el juego en el desarrollo intelectual, psicomotor, socio afectivo y cognitivo de un niño. De modo que, el impulso al juego, consagrado dentro de los planes formativos que se ofrecen en la actualidad, requiere espacios  facilitadores del mismo.

Una tarea fundamental que cumplen,  es la facilitación de las relaciones sociales entre los niños,  ya que garantizan el ambiente distendido y la diversión a los usuarios. Tal ambiente, favorece la integración de niños marginados y/o con necesidades específicas. En este sentido, vale mucho la pena recordar valiosas experiencias llevadas a cabo en escuelas públicas europeas, que proponen espacios de juego (ludotecas) cuyo uso no está estipulado en un horario determinado,  sino que permanece disponible para el uso de estudiantes considerados “problemáticos” o con dificultades para su integración social y/o aprendizaje. La sustitución del ambiente formal de un  aula de clases,  por el menos rígido y distendido de un área de juegos -  debidamente dirigidos - logra la adecuación de estos alumnos “difíciles” al entorno escolar en un tiempo mucho menor.

La ludoteca compensa la carencia de espacios para el juego y ofrece programas lúdico-pedagógicos orientados a la prevención de problemas relevantes de la niñez en el entorno en que conviven;  en tiempos en los que el principio básico de la educación, habla de un todo que persigue la formación intelectual, física y de carácter de un niño,  de modo que pueda convertirse en un adulto integrado plenamente a la sociedad, con un aprendizaje racional en el uso de dispositivos electrónicos y juegos mecánico. La ludoteca,  de ese modo, crea un universo de posibilidades casi ilimitadas que deben aumentar a medida que la sociedad y los procesos de entendimiento de los modelos de práctica educativa evolucionan.

Para Bibliomulas Mérida, la puesta en funcionamiento de la Ludoteca Gabriele Sanesi, es un paso de especial trascendencia,  dada la función de investigación y contribución a los planes educativos que estos espacios ofrecen. Nosotros la consideramos el  terreno de pruebas más real que puede existir para todos los juegos,  juguetes y nuevas teorías y prácticas de enseñanza que en ella entren, con el atractivo adicional de haberse creado como un espacio comunitario que no está exclusivamente asociado a una escuela en particular,  sino que busca ofrecer sus espacios a cualquiera que lo requiera, facilitando el intercambio de conocimientos y ratos amenos entre niños y jóvenes de diferentes orígenes y formación.

Aunque ya está completamente instalada y en capacidad de prestar funcionamiento pleno, nuestra ludoteca espera por el inicio de clases presenciales para empezar a desarrollar sus muchos proyectos de desarrollo e integración a los planes educativos de las comunidades merideñas. Sinceramente, después del arduo trabajo que ha significado ponerla “a punto” apenas podemos esperar para tenerla llena de niños y jóvenes deseosos de aprender jugando.